Las tortugas son reptiles que se originaron en el Triásico hace más de 100 millones de años. Tienen, generalmente, forma ovalada y pueden ser de tamaños muy variables. Se consideran animales longevos pues en muchas ocasiones el promedio de vida de ellas supera los 100 años.
Se caracterizan por poseer un caparazón que se encuentra fusionado con la columna vertebral. La presencia de este caparazón evita que los movimientos respiratorios sean igual a los del resto de los animales, es decir, en las tortugas no es el tórax el encargado de dichos movimientos sino que los músculos abdominales realizan dicha actividad. El caparazón al ser una estructura dura y resistente le sirve de protección no solo porque resguarda a los órganos sino porque cuando las tortugas se sienten amenazadas se ocultan en estos caparazones.
No posee dientes sino una mandíbula con bordes bien afilados que le permiten devorar cualquier tipo de alimentos. Sus patas son cortas al igual que la cola y salen tanto por la parte delantera como trasera del caparazón.
La alimentación en su mayoría depende del tipo de tortuga que se trate. Las tortugas terrestres se van alimentar fundamentalmente de plantas que se encuentren en la naturaleza de ahí que sean herbívoras. Mientras que las tortugas acuáticas y marinas se caracterizan por ser carnívoras u omnívoras. Estas últimas normalmente se alimentan de peces pero cuando están en cautiverio se acostumbran tanto a frutas, verduras como peses y moluscos, e incluso en ocasiones toman alimentos especiales para conservar su salud.
También es importante saber que para estos animales los gustos varían pudiendo preferir carnes a edades tempranas y ser vegetarianas cuando son viejitas.
La reproducción en las tortugas se produce mediante fecundación interna. Ellas, al igual que el resto de los reptiles, ponen huevos una vez que son fecundadas. El macho tiene una característica que lo diferencia de la hembra, y es que posee la cola más larga la cual le permite sujetarla durante el apareamiento.
Una vez que la hembra encuentra el lugar adecuado para colocar los huevos, cava un agujero para depositarlos y después los cubre para evitar que los depredadores los devoren. El proceso de incubación se realiza mediante el calor proporcionado por el sol.
Las tortuguitas que logran nacer deben de luchar por su supervivencia pues ellas mismas han de alimentarse y protegerse de aves, mamíferos y otros reptiles que desean alimentarse de ellas.
Además de considerarse una fuente de alimento, en muchas ocasiones, el caparazón se emplea para la realización de artículos ornamentales.
En la actualidad se pueden encontrar aproximadamente 250 especies de tortugas. Las mismas se pueden clasificar en marinas, acuáticas y terrestres.
Las tortugas terrestres, como su nombre indica, viven fuera del agua pero a pesar de esto igual la necesitan para poder sobrevivir. Esta especie tiene una alimentación muy variada basada fundamentalmente en verduras, como la lechuga, frutas y hortalizas.
Dentro de las tortugas terrestres se pueden encontrar las de origen mediterráneo y las de cajas tropicales. Las primeras no deben incluir dentro de su dieta ni guisantes, judías, habas, plátano, queso o carne pues su salud se vería afectada. Las segunda si se pueden alimentar de carne fundamentalmente de caracoles y lombrices.
Estas tortugas excavan suelos poco blandos para depositar sus huevos y en muchas ocasiones debido a la dureza de los mismos tienen que retener los huevos pudiendo provocarle graves daños.
Las tortugas marinas se pueden encontrar ríos, lagos y en el mar. Son animales solitarios que a pesar de que pasan la mayor parte del tiempo navegando rara vez socializan entre si. Son capaces de viajar grandes distancias y regresar a la playa de donde partieron para anidar.
Al igual que las terrestres, las marinas, depositan sus huevos en agujeros hechos por ellas pero en este caso en la playa. Una vez que son depositados, un año después aproximadamente, comienzan a salir del cascarón. Las primeras 48 horas de vida de estas pequeñitas son determinantes pues es en ese período donde logran alimentarse y defenderse por si mismas.
Esta especie de tortuga alcanza su madurez sexual a los 7 u 8 años de edad.
Las tortugas, como todo ser vivo, son propensas tanto a enfermedades como accidentes que pueden ser sencillos y sin importancia o incluso tan graves que le ocasionan la muerte.
Las caídas y mordidas de otros animales pueden ocasionarle daños en el caparazón y aunque suelen ser heridas superficiales requieren de atención. Para esto basta mantener la herida limpia con agua y con jabón.
Existen también otros daños causados fundamentalmente por mantener en cautiverio a esta especie animal como es la deformación del caparazón y la aparición de hongos. La primera se debe a que el lugar donde se tiene a este animal no es el diseñado especialmente para ellas; y la segunda es provocada por la falta de agua o la mala o excesiva alimentación.
Otra de las enfermedades que presentan las tortugas son las respiratorias las cuales se manifiestan de diversas formas en dependencia de la especie que se trate.
En el caso de las terrestres se detecta la enfermedad cuando comienzan a respirar con la boca abierta emitiendo una especie de silbido. Además en ellas se empieza a observar la manifestación de mucosidades y lagrimeo.
En las tortugas acuáticas los principales síntomas se deben a que la tortuga flota, comienza a pasar mucho tiempo fuera del agua, come mocos, respira con la boca abierta y come muy poco.
Para el cuidado y la protección de esta especie es importante suministrar la cantidad correcta de vitaminas pues la escasez de las mismas puede provocar que los ojos se hinchen, el caparazón se deforme o se ponga blando. En cualquier situación se debe acudir al veterinario.
Una de las principales causas de muerte de las tortugas marinas es que confunden las bolsas de plásticos con las medusas, y al ingerirla mueren ahogadas.
El hombre también influye en la desaparición de la especie no solo por la pesca indiscriminada sino también por el deterioro del ambiente natural de las playas para poner sus huevos, pues en la actualidad se han convertido en opciones turísticas.
Al igual que el hombre, los depredadores juegan un gran papel ya que no permiten el crecimiento y desarrollo de esas pequeñas tortuguitas.