Tortuga mediterránea

Tortuga mediterránea

Las tortugas mediterráneas, llamadas así por ser nativas de la costa norte de ese mar, son una de las especies de tortuga más populares para mantener como mascotas y es fácil ver por qué, lo cual te quedará claro tras leer este artículo, en el que hablaremos en profundidad de esta especie y te daremos algunas claves para su crianza como mascota.

A modo introductorio, y como datos generales de la especie, queremos especificar que la tortuga mediterránea tiene un carácter poco común en reptiles, que puede resultar muy encantador y divertido. Además, desarrolla un vínculo de compañerismo con su dueño, que en poco tiempo puede llegar a conocer sus peculiaridades individuales, gustos y disgustos.

Los ejemplares de tortuga mediterránea viven cerca de 75 años, lo cual no es muy común y puede ser fascinante para aquellas personas que se abstienen de tener mascotas para no sufrir varias pérdidas a lo largo de su vida.

Características físicas

La tortuga mediterránea puede ser identificada por su cola distintiva, que tiene una gran escala o clavo en el extremo. Son de colores brillantes, aunque este brillo puede desaparecer con la edad. Como en otras especies, los machos son algo más pequeños que las hembras.

Hay dos razas de tortugas mediterráneas, una raza occidental y otra del Este u oriental.

La primera es nativa del norte de España, el sur de Francia, noroeste de Italia y algunas de las islas del Mediterráneo occidental. Crecen entre 15 y 18 centímetros de longitud y, en comparación con sus primos orientales, tiene colores más brillantes, con un caparazón más abovedado.

Identificación de la tortuga mediterránea

La mediterránea occidental por lo general, no siempre, tiene una mancha amarilla en la cabeza, detrás de cada ojo. La marca distintiva más fiable son las dos bandas oscuras que recorren la longitud del plastrón, la parte más vulnerable, ya que las orientales no las tienen.

Por su parte, la tortuga mediterránea oriental es nativa del sur de Italia, Albania, Grecia, los territorios de la antigua Yugoslavia, y los Balcanes. La cáscara no es tan abovedada como la de la raza occidental y crece un poco más, alrededor de unos 20 centímetros.

Las marcas muestran más variación individual que en sus primas, presentando además menos contraste de color. La mancha amarilla detrás del ojo es rara, aunque algunos ejemplares la tienen. Lo más distintivo de esta raza es que en su plastrón no presenta el marcado de la subespecie occidental.

Hábitat como tortuga salvaje

Las tortugas mediterráneas son especialmente juguetonas y activas. Disfrutan esconderse y escalar, por lo que se necesita proteger su vivienda o recinto para evitar que suba y se salga, pudiendo caer al suelo y haciéndose gran daño. Si el dueño de una tortuga mascota quiere mantenerla al aire libre, se debe asegurar de que el animal no puede salir de su espacio sin la protección adecuada.

La clave para construir un hábitat que mantenga a la tortuga mascota feliz es introducir en él una variedad de microclimas. Al igual que nosotros, que a veces requerimos estar en lugares más cálidos y a veces en lugares fríos, las tortugas necesitan de un recinto donde esto les sea posible.

Para ello, el criador debe asegurarse de que hay un buen drenaje y un lugar elevado en el espacio o recinto destinado a la mascota. Esto se puede lograr mediante la creación de un montículo de arena mezclada con tierra, con una altura de 30 o 60 centímetros. Igualmente, el recinto debe tener algunos puntos de sombra, pero tan importante como esto es que reciba el impacto directo de la luz solar, pues las tortugas son animales amantes del sol.

Hábitat al aire libre de la tortuga mediterránea

Debido a que son tan activas, el hábitat al aire libre de una tortuga mediterránea tiene que tener un montón de espacio para esta juegue y se mueva. Diez metros cuadrados por animal es la dimensión más recomendada.

Si usted no tiene un espacio como este al aire libre para su tortuga, entonces debe considerar la obtención de una especie menos activa, o diseñar un hábitat interior.

Hábitat como tortuga doméstica

Al ser del Mediterráneo, estas tortugas en su hábitat natural no enfrentan temperaturas inferiores a los 21 grados Celsius. Por tanto, a menos que usted viva en un clima muy caliente, tendrá que hacer algunos arreglos para alojar una tortuga mediterránea en un espacio interior.

Muchos propietarios de tortugas mediterráneas las mantienen en el interior la mayor parte del tiempo, y les disponen otro recinto al aire libre para cuando hace buen tiempo. Esto les da lo mejor de ambos mundos al animal; el calor de los interiores y el espacio y la libertad del jardín. De hecho, esta sería la mejor solución si usted tuviese ambos espacios.

Los recintos interiores deben tener una lámpara de calor que emita luz ultravioleta (UV), que simula la luz solar y le permite a las tortugas sintetizar la vitamina D. Una temperatura adecuada para dotar al recinto interior estaría sobre los 26 o 27 grados Celsius.

Para conseguirla, además de la luz UV se debe disponer de una lámpara de calor.

Hábitat interior de la tortuga mediterránea

Muchos poseedores de tortugas mediterráneas tienen éxito tan sólo usando una lámpara ordinaria de escritorio de 45 Watts. Las esteras de calor que las tiendas de reptiles venden son innecesarias, ya que las tortugas prefieren el calor que irradia una lámpara por encima del tipo de calor ambiental que dichas esteras ofrecen.

Al igual que el hábitat al aire libre, el hábitat interior debe tener una variedad de microclimas. Permitir la coexistencia de un lugar fresco y sombreado, y de espacios brillantes de calor, en los que tomar el sol o luz UV, es la alternativa ideal siempre para cualquier tipo de tortuga.

Aunque parezca complicado, esto es fácil de hacer. Sólo hay que poner la lámpara de calor en un extremo de la caja y dejar el otro extremo con sombra. Su tortuga también apreciará algo así como un tronco hueco o una caja en la que pueda conseguir un poco de tiempo a solas, para pensar o meditar si es que lo hacen, o simplemente descansar tranquilamente.

Alimentos y agua

Las tortugas mediterráneas son mayormente herbívoras. Pueden ir a la búsqueda con fines alimenticios de un caracol o babosa en el jardín, pero esto solo lo hacen de vez en cuando. Nunca se les debe alimentar con carne, y tampoco con alimentos para perros o gatos, una práctica habitual en propietarios de tortugas mal informados.

El sistema digestivo de estas tortugas, al igual que el de muchas otras, no es capaz de manejar cantidades elevadas de proteína. Incluso los frijoles y guisantes se deben evitar, ya que contienen también demasiadas proteínas y pueden dañar al hígado y los riñones. Los frijoles también contienen ácido fítico, un antinutriente que puede bloquear la absorción del calcio, el mineral más importante para la nutrición de la tortuga.

Esta especie es particularmente propensa a mostrar debilidad o suavidad en su caparazón y escudos, pero esto es totalmente evitable, siempre y cuando se asegure que su dieta sea alta en calcio y baja en fósforo.

Tristemente, la apariencia piramidal es casi pandemia entre las tortugas mascotas y no se trata o previene, porque algunos propietarios piensan que las conchas se supone que tengan esa forma. Ello es enteramente resultado directo de una dieta inadecuada.

Alimentos para la tortuga mediterránea

Los problemas de escudos o conchas suelen ocurrir debido a que la tortuga no recibe suficiente calcio, pero también pueden producirse con consumos adecuados de calcio, pero elevados en fósforo, lo que químicamente resulta en una relación calcio-fósforo anormal y desmesurada, que interfiere con la capacidad del animal para metabolizar el calcio.

La mejor forma de proporcionar el calcio es dejar un hueso de sepia, disponible en cualquier tienda de mascota o pescadería, en el recinto de la tortuga, para que esta lo pique a su antojo.

Dicho todo esto, la base de la dieta de su tortuga mediterránea debe estar integrada por plantas de hoja verde, malas hierbas y flores. Como ejemplos habituales pueden mencionarse el trébol, altramuz silvestre, hibisco, escarola, lechuga romana, diente de león, berro, pamplina, hierba cana, hojas de plátano, planta de hielo, lila, rosa y zarzas.

A la tortuga se le debe dar lo más que pueda comer en treinta minutos, alrededor de cinco veces a la semana.

La ensalada verde cubre lo básico, pero para asegurarse de que se evitará la deficiencia de vitaminas, lo mejor es complementar la dieta con un buen multivitamínico. Hay muchos productos de calidad inferior en el mercado, así que hay que ser cuidadosos en la elección.

Hibernación

Algunas especies de tortugas no hibernan en absoluto, mientras que otras no lo hacen si disponen en su hábitat interno de las condiciones necesarias de comida y agua.

Las tortugas mediterráneas por su parte, son bastante inusuales, pues siempre hibernan sin importar las condiciones. Como propietario de una tortuga, usted necesita ser consciente de ello y preparar un lugar adecuado para que su animal hiberne.

Lo principal a tener en cuenta para este sitio es la temperatura. Para la hibernación, las tortugas mediterráneas necesitan una temperatura estable entre cuatro y 10 grados Celsius. Si la temperatura desciende más durante este período, en el animal se producen daños en el sistema nervioso, lo que puede resultar en ceguera, desorientación e incluso la muerte.

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Una buena forma de crear un cuadro de hibernación es colocar una pequeña caja de cartón dentro de un cartón más grande o caja de madera. Luego se rellena el espacio entre las dos cajas con algún material aislante, como cartones de huevo triturados o poliestireno.

Cuando la temperatura exterior media alcanza aproximadamente 10 grados Celsius, es el momento idóneo para despertar a la tortuga de su largo sueño. En este momento, se puede mover la caja a un lugar cálido durante unas horas, y luego se puede sacar a la tortuga. Antiguamente se creía que esto era peligroso y que había que dejar a la tortuga despertarse por sí misma, lo cual no tiene ninguna base en la realidad.

Al despertar la tortuga, una de las primeras cosas que hará es buscar agua para beber, por tanto, el criador debe asegurarse de que haya en el recinto para que ella beba apenas despierte, si así lo quisiese o necesitase, pues durante la hibernación pierde su humedad habitual.

Rituales de apareamiento

Las tortugas mediterráneas pueden aparearse en cualquier época del año, pero los picos de la actividad se producen en primavera y verano, especialmente durante las tardes. Como es de esperar en una especie tan activa, los rituales de cortejo son enérgicos y elaborados. Los machos cazan y muerden a las hembras, y luchan entre sí para conquistar los derechos de apareamiento.

Las hembras a veces resultan lesionadas por la conducta persistente de un macho. Las lesiones graves son poco frecuentes, pero usted debe comprobar con frecuencia, tanto en machos como en hembras, si existen heridas de importancia para prevenir posibles infecciones. Un peligro constante es que las moscas pueden depositar sus huevos en una herida abierta y estos eclosionan en larvas en 24 horas, de ahí la importancia de tratar las heridas con prontitud.

Para proteger a las hembras de estrés y lesiones, algunos criadores optan por separar a machos y hembras durante todo el año, y solo los unen durante los meses de cría. Esto por lo general no es necesario, pero si usted nota que sus animales son particularmente traviesos, es una opción a considerar.

Es posible que usted, como criador de tortugas, desee criar y reproducirlas durante todo el año. Esto es posible, ya que una sola hembra puede poner a veces dos o tres camadas en un solo año.

Anidación de la tortuga mediterránea

Huevos, anidación y crías

Llegado el momento de depositar los huevos, la hembra busca una pendiente con buen drenaje. Si usted tiene un recinto al aire libre, hacer un pequeño montículo de tierra con lados inclinados, con las dimensiones que dijimos más arriba, puede ser un buen mecanismo. Esto no sólo satisface el instinto de la hembra de encontrar una pendiente conveniente para su nido, sino que también hace que sea más fácil para usted encontrar el nido y recuperar los huevos después.

Cuando una hembra en estado encuentra su lugar, usa sus patas traseras para limpiar la superficie y crear una especie de madriguera, de siete a nueve centímetros de profundidad. La mayoría de los cuidadores informan que hacen esto al final de la tarde.

Una vez que está satisfecha con el nido, la hembra pone entonces su camada, que puede estar conformada por un solo huevo o hasta 12. Luego camufla el nido para protegerlo de los depredadores, lo cual puede hacer muy ingeniosamente.

Una de las cosas sorprendentes sobre la crianza de tortugas es que se puede determinar el sexo de las crías por la temperatura de incubación. Temperaturas cercanas a 26 grados Celsius producen más machos, y sobre los 31 grados Celsius hembras. Por esto, la mayor parte de los criadores se hacen con incubadoras, calentadores o cualquier dispositivo que les permita controlar la temperatura de incubación de los huevos.

Tras un período de 90 a 120 días en incubación, los huevos comienzan a eclosionar. Las crías requieren un cuidado similar al de las tortugas adultas; comen la misma comida y necesitan un suministro constante de agua para beber y remojarse.

Las crías no comen hasta que están de dos o tres días. A partir de ese entonces, el propietario puede comenzar a darles la misma comida con la que alimenta a los adultos.

Enfermedades de la tortuga mediterránea

Enfermedades

Si usted está cuidando a una tortuga mediterránea, debe estar al tanto de algunos de los problemas médicos más comunes que enfrentan. Por supuesto, esto no es un sustituto de la atención veterinaria, siempre necesaria.

Los problemas en el tracto respiratorio superior son de los más comunes con las tortugas mediterráneas. Si su tortuga tiene una nariz que moquea y ojos llorosos, hay varias causas posibles. En primer lugar, compruebe que no hay ningún cuerpo extraño alojado en la nariz o los senos paranasales. Si este no es el problema, es más probable entonces que se trate de una infección y usted tendrá que llevar a la tortuga con su veterinario, para que pueda identificar la infección.

La causa más común de las infecciones de las vías respiratorias es simplemente la mala suerte, pero una dieta inadecuada también puede debilitar el sistema inmunológico de la tortuga. Asimismo, condiciones antihigiénicas, el contacto con otros animales domésticos y la humedad del sustrato en el recinto, son otros factores de riesgo.

La estomatitis es común entre las tortugas mediterráneas. Usted notará una acumulación de materia blanca alrededor de la boca y en la lengua. Un veterinario le puede dar hisopos de yodo, que por lo general sanan el padecimiento a los pocos días.

La diarrea también es común entre las tortugas que se alimentan con una dieta pobre, especialmente una con exceso de azúcar o falta de fibra. Por supuesto, la diarrea puede ser un síntoma de un elevado número de otras posibles causas subyacentes. Los parásitos intestinales son bastante comunes en las tortugas mediterráneas, así que si la dieta es buena y su tortuga todavía tiene diarrea, debe llevarla al veterinario, quien puede prescribir la medicación eficaz para estos parásitos.

Como se ha mencionado, las temperaturas frías durante la hibernación pueden conducir a daño neurológico. Los síntomas habituales son la ceguera y la desorientación. No existe un tratamiento, por lo que lo mejor es evitar el frío extremo y mantener durante la hibernación una temperatura constante y segura, siempre por encima de cuatro grados Celsius.

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